viernes

Agua


Sin dudarlo, me zambullí de nuevo. La desesperación por ver, me había
abierto el pecho en dos y respiraba fácilmente, aunque en verdad dolía un
poco.
Y así, mientras nadaba despacio, decidí no regresar. No podía soportar la
idea de perder la visión, sentía que era como perderme a mí misma. Y no
volví.
Había elegido los colores y la vida y para eso había debido transformarme.
No sabía en qué criatura me había convertido, no podía discernir si era un
animal o una sirena o si seguía siendo un ser humano adaptado a un nuevo
medio. Mis esquemáticos conocimientos terrestres no me permitían llegar a
ninguna conclusión, pero acepté, con mi mirada llena de asombro otra vez, la
posibilidad de nadar, de bucear, de respirar bajo el agua.
Tuve que perderme para volver a encontrarme, deshaciéndome en minúsculos
pedazos de sombra que se deslizaron por mis dedos y se perdieron en el
viaje. ¿Era magia o era realidad? Si era un sueño, no quería que terminase.
Y si no lo era.
Divagando y perdida en mis pensamientos, llegué al fondo del mar. Su color
azul turquesa oscuro me envolvió como si fuera un collar y el equilibrio de
mi nueva respiración me mareó un poco. Pero si hubo algo que conmovió cada
una de mis células fue el silencio. Un silencio absoluto y lleno de matices
al mismo tiempo.
De repente vi pasar una cabeza flotando, como si fuera la parte superior de
una escultura griega. Comencé a nadar despacio a su lado y observé que era
mi cabeza pero rota, le faltaba una parte. Más allá, flotaba el torso, casi
levitando, y más allá aún, las piernas, perdidas en un baile solitario.
Quise unir cada pieza y nadé de un lado a otro intentando juntarlas de
nuevo, pero se me resbalaban de las manos y seguían su vida sin mí.
Me quedé muy quieta y, desde un lugar misterioso que no pude reconocer, una
fuerza enorme me hizo dar una vuelta vertiginosa y allí, así, en el fondo
del mar, lo supe. Supe que esa transformación había ocurrido para que
pudiera verme hecha trizas, desarmada, desnuda, con mi alma a cuestas
intentando aprender a respirar otra vez.
Volví a ascender despacio, muy lentamente, saboreando en cada centímetro de
mi piel el contacto con el agua. El fondo del mar había sido testigo y cuna,
espejo de un miedo antiguo y primitivo que me había devuelto una imagen de
mis pedazos y de mi necesidad de volver a empezar.

Dianamarina

lunes

Buscome


...voy a recoger mis alitas rotas
y las pegaré a trocitos, a trozos y volaré...


Yo soy una montaña rusa
que sube,
que baja,
que ríe,
que calla,
confusa,
me dejo de llevar llevar,
por lo que los días me quieran mostrar....

Y yo busco, me busco y no me encuentro
Y yo busco, me busco y no me encuentro
Y yo busco, me busco y no me encuentro
Y yo busco, me busco y me busco.

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viernes

20 de Julio


"20 de Julio, suenan los clarines
Y el oriflama tricolor ondea
Palpita el corazon de regocijo… "


Amarillo , azul y rojo…rojo…rojo!
rojo que sigue fluyendo,
rodando,
bañando.
Hasta cuando?
No ha sido tanta sangre suficiente?

Hoy me duele mi bandera
porque las proporciones de sus franjas cambia.

"20 de Julio, suenan los disparos
Y el oriflama tricolor se apena
Llora el corazon en su impotencia… "

Hoy se necesitan nuevos gritos de independencia
Para liberar ese hermoso pais de la violencia.

Rocio

sábado

Pasos


Esta existencia que va como en reverso, se disuelve en la lentitud de mis pasos. Camino sin apuro, no tengo ruta ni destino, tan solo un deseo enorme de seguir caminando. Mal tiempo, buen tiempo, yo camino. Todos los dias. Toda mi vida. Nada me detiene. Me acompaña la soledad, como una perra fiel, en mi perpetua caminata. O quizas soy yo quien la acompaña a ella , porque en el fondo es ella quien dicta cuando debo detenerme y cuando continuar de nuevo. Yo la sigo y la llevo de un lazo que se convierte en vinculo y tambien en atadura.
Es tiempo de tormenta , pero el sol aparece por momentos. Llueve y hace sol. Lloro y rio sintiendome extrañamente completa y mientras los senderos escogidos se hacen afines con lo adverso, yo voy enterrando mis dolores banales a lo largo del camino. Las grandes penas las dejo abandonadas alli...en el pavimento y sigo avanti. Cada paso me permite olvidar, despojar, alejar.
Un puente de colores aparece en la distancia. Esa es mi direccion.
No estoy perdida.

Rocio

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lunes

Sombras


A veces me duele el mundo.

Hoy fue uno de esos dias. Sali a caminar a la hora del almuerzo y en sentido contrario venia un hombre. Su ropa sucia, su mirada perdida, balbuceaba algo en un idioma inentendible y sudaba profusamente bajo los 44 grados que azotaban la ciudad.
Se me arrugo el corazon, porque ese hombre tambien tiene una historia. Acelere el paso y en la primera venta de hot dogs, justo en la esquina, compre dos botellas de agua helada. Me devolvi y cuando finalmente lo alcance le ofreci una de las botellas. Ni me miro. Siguio caminando perdido en su mundo. Ni cuenta se dio de lo que que le ofrecia.
Quizas el no sepa ahora de su desventura, pero lo triste es que algun dia alguien si lo supo y no hizo nada. Quizas una botella de agua, una sonrisa, una mano amiga en el momento justo hubiese cambiado todo en la vida de aquel hombre que se volvio sombra.

Me duele el mundo, ese al que no le importó.

Rocio

domingo

Mitades



Parémonos. Paremos un instante
y oigamos el silencio de la sirena.
Aquí han caído muchos caminantes.
Es un lugar sagrado y nos envuelve
el clamor de tanta muerte antigua.
Renovemos el pacto con la música,
la alianza universal con la Creadora
unívoca en sí misma,
principio y fin de la materia pura.
La sirena callada es el aviso
que ha de romper los goznes.
Detengámonos,
al fin y al cabo nada nos empuja.
Como ella, mitades de mujer,
habitamos un mundo que no es nuestro.


Ana María Rodriguez
España

lunes

Ésa es tu pena





Ésa es tu pena.
Tiene la forma de un cristal de nieve que no podría existir si no existieras
y el perfume del viento que acarició el plumaje de los amaneceres que no vuelven.
Colócala a la altura de tus ojos
y mira cómo irradia con un fulgor azul de fondo de leyenda,
o rojizo, como vitral de insomnio ensangrentado por el adiós de los amantes,
o dorado, semejante a un letárgico brebaje que sorbieron los ángeles.
Si observas al trasluz verás pasar el mundo rodando en una lágrima.
Al respirar exhala la preciosa nostalia que te envuelve,
un vaho entretejido de perdón y lamentos que te convierte en reina del reverso del cielo.
Cuando soplas crece como si devorara la íntima sustancia de una llama
y se retrae como ciertas flores si la roza cualquier sombra extranjera.
No la dejes caer ni la sometas al hambre y al veneno;
sólo conseguirás la multiplicación, un erial, la bastarda maleza en vez de olvido.
Porque tu pena es única, indeleble
y tiñe de imposible cuanto miras.
No hallarás otra igual, aunque te internes bajo un sol cruel entre columnas rotas,
aunque te asuma el mármol a las puertas de un nuevo paraíso prometido.
No permitas entonces que a solas la disuelva la costumbre,
no la gastes con nadie.
Apriétala contra tu corazón igual que a una reliquia salvada del naufragio:
sepúltala en tu pecho hasta el final,
hasta la empuñadura.

Olga Orozco
Argentina