Un día como hoy, un día cualquiera, el universo decidió que yo naciera, que mi energía habitara un cuerpo y que a través de mis ojos llovieran lágrimas y proyectadas de mi garganta explotaran sonoras risas.
Un día como hoy o precisamente hoy, pero en tiempos paralelos, respiré y sentí por vez primera.
Es indudablemente una prodigiosa manifestación de una fuerza sublime esto de poder ver, sentir, palpar, oler, escuchar, degustar... y es un privilegio poner en practica los dones otorgados en este estado físico llamado vida.
Prometo no desperdiciarlos en este nuevo año que se inicia.
Rocio
La cumpleañera
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